A María Isabel
Y Dios, bien mío, tiene como mensajeros a los ángeles para llevar las buenas nuevas a la humanidad.
Y Dios, bien mío, dispuso que cada hombre o mujer, niño o niña, sea protegido por un ángel cuando se entregan a los misterios del rehabilitador y gratificante sueño.
Y al producirse el momento del despertar, Dios anuncia a todos sus hijos otro día de vida que debemos alabar.
Y Dios, bien mío, con su divina misericordia, le encomendó al ángel Gabriel que le anunciara a María el nacimiento del Mesías que con su crucifixión pagaría por nuestros pecados.
Y que le anunciara a Zacarías que su mujer, Isabel, a avanzada edad, pariría a Juan el Bautista para que predicara el Evangelio.
Y por obra de Dios, Juan escribió el Apocalipsis.
Y siguiendo las instrucciones de Dios, un ángel le comunicó al patriarca Noé que llevara en el arca una pareja de animales de todas las especies.
Y un ángel, bien mío, acompañó a Mahoma hasta el trono de Dios.
¡Qué angelical eres, bien mío!