PARA QUE QUIERO MIS DEDOS
Sin tus cerezos no hallo mis labios
ni la herradura de mi zapato de Manila.
Acaricio en vano al aire con mis manos sin tu pupila,
amagos inútiles en mis manos de reflejos no sabios.
Mis ojos se apunan sin la cúspide de tus cejas,
se me hacen dos huecos simulando inocencia
y son dos calvarios diminutos en apariencia.
Sin tus dedos de hábiles juguetes palpo a ciegas.
No se que hacer con mi lengua sin tu palabra,
ni a que punto del polo retirado va mi acento,
mi amor sin ti, es amor loco y de fermento/
Mi voz ronquea sin tu oído de plata franca.
En el viento persigo tu forma y el aroma a olivo,
y en la brisa del bosque tu aliento.
Sin tus pies los míos pesan como cemento
y mi memoria sin tu rostro se hace olvido.
Para que quiero un suspiro de aire en la barranca,
ni una figura turbia en el espejo.
Sin tu tacto que me persiga soy solo reflejo,
mi esqueleto se derrumba, mi alma se estanca.
¡ Para qué quiero mis dedos sin tu tacto ¡
HUELLAS EN LAS COPAS
Fragor de agua y viento.
fricción de luz y pieles
ajenas a la sombra.
Inunda mi cuerpo tu copa.
Lo pueblo
de voces y gemidos alternos,
de colores y fuegos
que no se nombran.
Tibieza y calidez,
lúdicos tus labios,
palabra sensual en tu boca.
Besos que me tocan
aun en la distancia de la baldosa.
Mi piel templa su silencio
mi anatomía tirita.
En mi entran todos los grillos,
la distancia de los ruidos,
El próximo paso de vuelo
acorta pedrestes distancias.
Cuando reposas
convocas un ritmo
en tu garganta
que se hospeda
en la almohada compartida.
Nos rozamos de naranjas las palmas
Embriagamos locas uvas
que se parten en los vidrios.
instalamos parrales
exprimidos en los labios.
Llega el intenso final,
el rigor del grito terminal
se va calmando.
La tarde queda estática
vagando en la mitad de la noche
recién iniciada.
Dejó su huella plasmada
en dos copas de orilla convivida.
NECESARIA
Necesaria como el agua marina
aunque no apague la sed.
Como una boca virgen de besos y labios
desconocidos y ausentes
Como pala sin mango y de filo útil
¡ Así de útil eres ¡
Fuego que calienta y hace hogar de una casa
Como la alegría atesorada y encendida
que resguarda en las paredes los pesares del alma.
Íntima y arrolladora
con tu corona de metal negro
a mi corazón de témpano derretido
mojado por la lluvia de un luto candente.
¡ Amor, equivoqué mi paso y mi destino ¡
Contigo quiero ser labrador.
No lo que soy.
¡ Labrador sí ¡
de mano recia y un solo rezo:
Suavidad de artista.
Para escribirte cuatro versos en cada estación
Amor mío,
tu alegría nace de la ventana
donde asoma la hoja verde y la estrella deja sus aristas.
Necesidad de mi pecho en grama verde
ante la aridez útil de tus besos húmedos florece
mi piloso esternón de bosque tibio.
Muestra amor,
tu zarza germinada y tu huerto de hortalizas permanente.
Porque mi campo de tierra lo necesita y
mis sienes ahora saben que en las veredas
nunca hallaron las verdades ocultas,
como en tu alma de isla y bandera con los racimos erguidos
Como tu pelo de jugo y elixir congregado
cerrando mis ojos de escándalo en la mañana.
Contigo se confunde el tulipán yendo a dormir al bosque
donde hace rama y nido tu amor de borde verde,
de pueblo, aldea y beso desarrollado.