Y de repente desperté, entonces los ví, sus ojos fijos en mí, y enfocados con notable odio. Me encontraba encadenado y dentro de mí solo refulgia un salvajismo latente, le llamé con la mirada, lo quise tentar. No funcionó, sólo expresó una risa cínica.
Este tiempo me he preguntado ¿por qué lo habrá hecho?, no he encontrado respuesta alguna, nunca se lo pregunte ya que sólo dirigirle palabra alguna me vinculará aun más con ese ser, al cual no sé si amar u odiar.
Durante un tiempo deje de expresarle mi valía, solo me subyugué a sus placeres y necesidades, hasta resistí a sus obsesivas torturas, cuando no halló respuesta alguna de mi parte, me empezó a aborrecer, no era lo que él esperaba.
Sólo hubo una manera de romper mi pacto de silencio, me hablo de ellos, en ese momento él me venció y una parte de mí empezó a morir.