La edadad nos cubriò con su llovizna.
Hoy es hoy con el peso del tiempo ido.
Pensè morir,sentì de cerca el frìo,
y en ese instante, se marchitaron los lirios.
Entonces pensè en tus caricias encendidas,
cuando allì caian uno a uno nuestros besos,
hasta que resucitè los racimos olvidados en el tiempo.
Porque hay algo eterno floreciendo en nuestro cuerpo.
Y...pensè; cuando la tierra reciba nuesto abrazo
tus manos y las mias se rozaràn con su canto,
para vivir, eterna ilusiòn de amarnos.
Y asì como no nos separarà la muerte; amor
podremos encontrarnos tan solo con la mente,
en los dones de la aurora, con el corazòn ardiente.