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181. REFLEXIONES NOCTURNAS

 

Ya era noche… Caminaba por parajes

no frecuentes de la gente

que se dice “ser de bien”…

.

Encontrose en el gran andén

aquél que tiene por techo

las estrellas titilantes en el cuarto sin paredes…

él habita en la extensión de la calle

que de ancho tiene dos metros

para el transeúnte acosar

al débil solo en marañas

donde ahora descansa el cuerpo

que anduvo en crudo de día

con las sobras que escasean

se mantuvo en mi ciudad

que a él olvida… al pasar…

.

La mirada indiferente

de quien cobija le abriga,

a observar del dolor ajeno…

 

se oscurece la existencia

del que tizne alienta su cara,

sus ojos de vidrio tostado,

sus labios se ven manchados,

su tez pasa a amarillenta,

su cuerpo es más encorvado,

sus pies van más arrugados,

su estado deshidratado,

no recibe alimento

para el alma ni el guargüero…

.

Y las riquezas aumentan…

la explotación petrolera

las preciosas esmeraldas

las incontables riquezas

que otros vienen a saquear

con la venia de los partidos

que eso saben liderar…

.

Los gamonales del pueblo

ondean bandera de brecha

que aunque estrecha

es más profunda

de lo que ayer… su orgullo marcara

para minar el pueblo,

de infinito sufrimiento

reflejado en la cantidad de aquél

que habita en la calle…

con mayor indiferencia

de los que ruana si tienen

para abrigarse del vendaval…

que de ellos mismos se propicia.

.

¿Por qué así?

Aquél que tiene más quiere…

No existe la ley de hermanos

solo apoya su propia sangría

donde abunda la escasez

para desequilibrar devenir,

sin inteligencia requerir…

.

Pistola en mano se ufana

se impone el envío a diestra

para llegar a siniestra

la muerte rápida o lenta…

.

¿Por qué el hombre,

que se dice inteligente,

sabio y hasta pudiente…

tanto le cuesta entender…?

.

y se repite la historia...

en mi Colombia del alma

en el planeta de hermanos

por los siglos de los siglos...

sin nunca... alcanzar la gloria...

la mísera estancia del pueblo

que se vuelve más cadavérico

al sonar de las campanas

de aquél que invita a callar…

porque maneja el collar

de pólvora en su hollar…

.

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