El tercer ladrón
El miedo parpadeó sólo dos veces:
cuando te vi llegar y al ver que partes,
qué importa si era agosto o si era martes,
la cosa es que de vuelta no apareces.
Yo sigo en la ciudad, digo mis preces,
maldigo de este frío y de las artes,
me pongo el corazón que nos repartes
y a ratos multiplico pan y peces.
La cruz la dejé atrás, mis intereses
no son la eternidad que nos compartes,
más bien es bajo el sol ver que regreses.
Con Pedro marcharás, no lo descartes,
o con Judas, Señor, que, aunque te fueses,
contigo voy y entiendo que te apartes.
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04 08 13