No sé si fué que no supo valorarme, o no supe valorarla a ella,
pero mírame, noche de luna menguante y yo aquí,
intentando destripar alguna estrella.
pero es ella, en forma de recuerdo, la que llega y me destripa,
ya perdí el sueño, los besos, solo me quedan versos amargos,
que en forma de dragón defiende el castillo, que es mi mente,
he perdido la coherencia, ni mi duende me entiende.
Ay pobre de mí si pasábamos las horas,
esperando que el agua se transforme en hielo,
en pleno día de verano, es imposible,
No esperes nada de mí,
ya le vendí mi alma al diablo por un atardecer,
y mi ropa limpia, y medio planchada,
No esperes nada de mí,
si cegado por la rabia, añorando tu tacto de rosas,
destrocé todo un jardín.