Como lobo solitario él camina por el barrio.
Lleva puesto escapulario de la virgen del rosario,
en las noches más oscuras es el frio del dolor
causado por soledad más agudo que un puñal.
Una noche sin luna, aquél lobo se topó.
Sus ojos eran sin fondo, remolinos de dolor
desdibujaba su rostro, sus labios desvanecidos,
su cuerpo, una coma con llanto se consumía...
Esta noche su silencio persiguió el tintineo
de los tacones de ella golpeando con fiereza el pavimento
porque buscaba consuelo del tormento que lleva adentro...
cada vez que recuerda la inocencia de la flor,
de hermosura sin par, angelical su sonrisa
y el corazón sin malicia que ella entregó a aquél que no la supo querer...
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