Los han visto llorar ya sin arrecio,
en arena real pelea al mundo
lastimero y enfermo. Don vagabundo
negado, a nadie mira con desprecio.
La naturaleza a él no discrimina,
también roza su cara la brisa
la lluvia baña su aval hecha trisa,
en caja abrigada, el día termina.
Así acostumbra a su existencia vana,
tiene calor de hogar solo en verano
también calor de amor más cercano.
Caído del sistema; la gente tirana
excluyó de entre los privilegiados,
en su propio país, son refugiados.
El señor de los fierros
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Duele porque no es alegre su carcajada sonora, ni se llena de sonrisa sus labios...