No he venido a llorar porque te fuiste,
vengo cantando porque te tube.
Siempre será más fácil añorar cuanto se tubo
a suspirar por lo que nunca se ha tenido.
De mi mano fuiste al azul y de esa azul te caiste,
ese azul sigue siendo azul y tu ya no existes,
sin embargo, no lo puedo negar, haces falta,
mucha falta, pero no eres imprescindible.
El sol sale como cada día y lo oculta la noche
y voy sin reproche en busca del sol y luego de la luna,
pero no llego a pedir que regreses, !ya para qué!
El camino no es más que camino, y seguire caminando.
Talvez en ese mismo camino encuentre un arcano mejor
que cuán mazorca tenga oro en su interior, yo fuí rico,
tube un tesoro, pero fué aquél peculio, sólo una ilusión.
¿Quién gastará tu riqueza?
¿Quién galante poseerá tu afán?
Ojalá como yo, te sepa respetar y amar.
Por eso estoy cantando y no me verás llorar,
se llora cuánto se ha perdido, yo, te supe valorar,
allá tu con tu conciencia, allá tu con tu error,
vengo sonriente a agradecerte tu tiempo que se perdió
a mi favor, hoy tendré libre las manos que a ti amarré,
tu seguirás atada a cuanto dejé.
Toma pués mi voz, te la doy, como cristalina dádiva
para cuando necesites alegría, la encuentres en mi palabra,
pero nunca busques mi boca ni cuanto de ahí te acarició,
sentirás sólo desierto a cuanto te bañó.
Sin embargo, habrá siempre una sonrisa preparada
siempre para ti, ven sin rencores a soñar con el ayer
que yo en vendimia te daré una taza de la mejor savia de mi ser,
esa que provaste un día y que nunca te volverá a pertenecer.
No vine a llorar porque te fuiste, estoy cantando porque te tube.