Verano este, que pocos días, tuvieran el cielo si nubes, templado, sin calor, verano triste, como si me acompañara en mi incomoda manera de vivir. Mientras estoy sola, durante el día, repaso lo que he hecho de mal y nada encuentro para tanta falta de humanidad.
Orgullo, sí lo tenemos que tener, por muchas cosas, una es del deber cumplido, de la honestidad, bondad, seriedad, ser integra, otra es el orgullo solo para hacer de cuenta que somos más que los otros, que no necesitamos a nadie e que somos los mejores, este hace mal, tiene castigo. Del firmamento todo es devuelto, mismo los deseos inconfesables y maléficos.
Sin saber de nadie, donde están, cuando marcharan para vacaciones, aquí en este pequeño piso, siento que sin morir, me han enterrado, que no represento nada, que ya soy cosa del pasado.
Con esfuerza titánico, empecé a intentar romper los lazos que nos unían. Es lo único que me queda.
La vida no tiene culpa, son las personas hacen que ella sea cruda y terrible en la tremenda falta de sentimientos.
Por cosa tan poca, tanto odio ha causado, que no lo entiendo. Por querer vivir en paz e tener compañía que he quedado sin ella cuando el compañero de una vida se fue. Tanto ruido, tanto odio, tanta negación, al punto de negar sus lazos de familia Nos es para creer, inconcebible, deshumano, algo que nunca lo pensé, que pasara.
Aún tengo fuerzas para hacer frente a todo esto, nunca he hecho nada que no explicara antes, mi vida se la contaba toda e solo pedía un poco de comprensión, pero nada mismo nada se dignaran aceptar. De cuenta hicieron que sí que entendían, que hacia bien, pero al final, dudo que en sus venas corra mi sangre, que por una casualidad al nascer hayan sido cambiados por otros.
La desilusión es tan grande, que ultrapasa lo normal y lo natural, como sí un espirito magno, se apoderara de sus espíritus.
No digo con hipocresía que tengo mis brazos abiertos para cuando me necesiten, no, se están cerrando para siempre.
La verdad no tiene fecha para llegar y traer el sentimiento de arrepentimiento, que ya tarda. Infelices, sufrirán mientras vivan, el sueño nunca lo tendrán para dormir descansados.
Nada más me queda, a no ser andar para delante, sin pesos en la consciencia y tampoco arrepentimiento de haber sido, una Madre, esposa, e hija, ejemplar en todos los sentidos, más dando lo que tenía e no tenía a todos. Sin sacrificio alguno, solamente porque es mi índole así.
No pido a Dios que perdone, ni que castigue, solo justicia Divina, para que aprendan a ser Mujeres y Hombres de verdad.
Con dolor, esta página de mi diario escribo, pero es la realidad. Es lo que pasa, sin floreados ni invenciones.
Solo quiero que alguien más tarde lo sepa e recuerde, cuando piensen en mí.
Oporto, 5 de Agosto de 2013
Carminha Nieves