Destrozos de un ahora impalpable se azotan en la ventanilla del vagón… Afuera todos sufren de frío… ¡Yo! llevo mi propio calor entre mis dedos, aunque por dentro todo se convierte en piedra…
Dejo de mirar fijo la ventanilla rauda que pasa a diario, prefiero no sentirme observada de otros ojos; aunque a veces la insistencia es demasía… Solo llevo entre cejas este mesquino pensamiento de ti...
Busco la formula de coexistir entre tu existencia… A veces siento que me devoras…