De tu boca, solo salían murmullos,
tus labios temblaban, tus manos cerradas,
como tratando de soportar esa furia contenida
por el evidente adiós que nos esperaba.
Ninguno podía articular palabra,
nuestros ojos evitaban nuestras miradas,
como si de esa manera se pudiera evitar
el final que a ambos aterraba.
Te dije, te quiero... Lloraste.
Te quise abrazar... Te alejaste.
Años atrás nuestro amor tambaleó,
lo quisimos recuperar,
aferrándonos a una esperanza,
que sin saberlo, ya había muerto.
En aquel último beso,
se quedaron presos
los te amo, los te quiero.
Hoy te doy la libertad,
hoy me regalas la soledad.
Más así como cada día vuelve a salir el sol,
y cada noche la luna nos regala su esplendor,
así siente mi corazón, que el amor llegará de nuevo,
albergando en mí, una nueva y linda ilusión.