Bernardo Bosquez Minjares

Un alma sola en Paschendale (WWI)

En medio del fuego, la sangre llovió día y noche, por centenares, los hombres caían mas por cansancio que por las balas, a mi, como a muchos otros solo nos mantiene vivos la esperanza de ver a nuestros seres queridos, y el saber que peleo por la libertad de nuestros futuros hijos, las baterías suenan sus estruendosas bombas, el gas letal arrasa con la mitad de nosotros y no queda mas que el valle de la muerte entre los dos bandos, es la hora querida y si parto de este mundo sin volver a besar tus labios que desgracia mas insoportable,
al fin tomo mi arma y me dirijo, la escalera de la trinchera es apenas de 2 metros pero parecen kilómetros por escalar, cuando el silbato hace su aparición y nos obliga el deber, en mi cuerpo siento el calor de tus brazos empujándome cada vez mas cerca de casa, y con ese calor en mi cuerpo me lanzo a la batalla, la lluvia de truenos incandescentes no deja de serpentear entre nosotros, una cola de metralla arranca la vida a tantos jóvenes como no lo hizo la peste, los que no salen de la trinchera es por que mueren antes de haber saltado,
Entonces se escucha el grito, todos en una horda de muerte avanzamos a paso truncado hacia el enemigo, veo en la mirada de los camaradas, el mismo temor, no hay nada mas que muerte y ojos temerosos a donde quiera que miro.
Los veteranos son los que quedan vivos, los novatos no tienen ni tiempo de envejecer en esta guerra que cada día se lleva a más. Y entonces así es como siento el frio de mi corazón, que a duras penas puede latir mas, estoy exhausto, y he caído, el barro cubre mi cuerpo y ahora formo parte de lo que soy, por que barro fui y en barro me convertiré, aun cuando todo haya terminado, no volveré, el corazón exploto dentro de mi y dejo salir mi alma. 
Mi alma que apresurada fue a buscarte de regreso, a buscar el calor de tus brazos por que en Paschendale las almas rondan, aun buscando los recuerdos de sus cuerpos en el barro.