No quiero amarte y sin
embargo, ¡oye al viento!,
es como si quisiera recorrerme
para llevarme muy lejos,
como si rompiera mis silencios
para que quedara sólo tu boca
y mi boca, es un amor que me
quema, que me busca, que me
sumerge, son tus grandes ojos
fijos en mí, como la noche quieta
e insistente en las ventanas,
no quiero amarte pero es mi voz,
donde quiera que pongo mi mirada, te encuentro,
en mis manos te vienes despacio,
en mis labios dispones de mí,
no quiero amarte pero es así,
el invencible afán de mi sentimiento tiene hambre de ti,
del fondo de tu alma, de tu apacible agua,
de tu clamor que me insinúa,
a veces siento que me muevo entre espejos, ermitaño,
a veces siento cual extraño que se deja descubrir por tu vida,
mientras tanto el amor, sin querer amarte,
no quiero amarte pero entonces,
las rosas suspiran,
y las sombras encienden mi deseo,
y la noche como siempre se torna una esperanza,
de encontrarte en la mañana,
de abrazarte por la espalda,
de dejar mis manos en tu cintura y robarte un beso, tal vez dos,
hasta incluso el hacer el amor que nos devuelva a la cama,
no quiero amarte bajo una caricia idéntica a otra caricia,
o quizá alguna palabra, el amor es piel ante una gran
distancia, dos lágrimas, no quiero amarte ... ¡es que tú me haces falta!
No quiero amarte,
cada poema tiene su instante,
cada trozo de papel es un simple lucero con humildes peldaños,
es poner en cada verso los pájaros,
el alba de aliento ligero,
es robarle una estrella al cielo,
es el vagar de las hojas ya sin fuerzas, no quiero amarte, de mis
árboles penden letras, mis palabras descienden como lluvia,
mi cuerpo se renueva en tu mirar,
¡no hago más que escribir en ti!, soy el eco de cada suspiro,
el rocío fácil como un niño, el espacio que suele asomarse a la vida,
no quiero amarte pero ya ves,
de mí estás prendida,
¡y tú me miras,
y yo me miro en ti al dejarte mirarme!
T de S
MRGC