!Cuidado!
Hay animales sueltos, más grandes
que su estatura, más necios que su locura.
Van con fuego en las manos y dagas filudas
en su boca, perdidos en su ignorancia
y se creen llenos de sabiduría.
Urgan los mares arrancando de aquellas entrañas
el inmaculado fruto que no sale a imponer su ley
y que sienten asolado su mundo.
Al igual en el monte se adentra aquel diminuto
mounstruo que langosta ha de ser su nombre
y asesino su apelativo, hijo de un Dios bueno
que parece no saber los pasos de su engendro.
Y resulta que los carniceros felinos lo tienen
atemorizado y le es útil su exterminio, sacarlo
de su espesura para construir sus madrigueras,
cueva do su cubil le es atalaya para pisar
el estorbo, y es él, el agredido,
desconociendo ser invasor.
Inventa armatostes para dominar todo,
el agua y la montaña, ahora también el aire,
ha creado sus plumas propias para asolar
un día el espacio cuando haya acabado con
cuanto le rodea y cree que fué dado para ello.
!Cuidado universo!
Hay animales sueltos, más grandes
que su estatura, más necios que su locura.