¡Quién te ha dado a ti permiso, quién
para inmiscuirte, de repente, en nuestras vidas!
a qué viene este requiem
¡oh, crisis, perversa e inmoral!
esa lengua viperina que de forma desigual
has decidido ahondar nuestras heridas.
Cruel e injusta nos clavas un puñal
en las entrañas de unos santos inocentes
-eres cobarde, aunque presumes de valiente-
y además nos espulsas de nuestro paraiso terrenal.
Crisis altiva y sin embargo odiosa
has destrozado los tallos de unas rosas
de este vergel llamado España.
Ahora aquella ya olvidada primavera
ha dado paso a una tensa y larga espera
como preludio de un doloroso funeral.
Las antaño flores olorosas
vagan ahora mustias y llorosas
sin que ya nadie las pueda consolar.
De aquellos sueños ahora vacíos de esperanza
unicamente nos consuela la nostalgia.
¡lo que yo de mi vida no daría
por devolverte al origen tu fragancia!