Mientras la vida, recurre, normal, no damos cuenta de tantas cosas buenas que tenemos. Si alguien a quien queremos se muere, paramos y pensamos que no vamos a ultrapasar el disgusto. En momentos difíciles, nos sentimos abandonadas por la suerte. Mientras las cosas siguen con suavidad, ni pensamos lo que puede aparecer al doblar una esquina de nuestro camino. Cogidos de sorpresa, quedamos sin descernimiento, bloqueamos, algún tiempo pasa hasta caer en la realidad. Entonces ponemos a trabajar nuestro celebro a cien a hora intentando solucionar todo y al mismo tiempo entender lo que pasa.
El peor viene después, un día estamos confiados, los otros desilusionados, incertidumbres, rabia, nos sentimos solos, sin saber quién o el que nos podrá ayudar. Pasa el tiempo, cansados, infelices, de repente ganamos fuerzas y volvemos a estudiar el asunto, tomamos decisiones, pero casi nunca las ponemos en práctica. En el fondo esperamos que todo se resuelva por sí solo. Es un para e corre, es un mal estar, la cabeza casi explotando, de tanto dar vueltas, al final pasan los días, el tiempo sin vivir, solo obcecados por el tremendo dolor que sentimos.
Revoloteando como mariposa al redor de una bombilla encendida, quizá paremos si ella se hunde. Querer vivir y tener un poco de sencillez es difícil, más deprisa terminas con el olor de un vertedero de basura, do que resuelves lo que te machaca el pensamiento.
Los tiempos, dicen son difíciles, el que he tenido desde que nascí, siempre lo fue. Será mi manera de ser, será mi falta de voluntad, será que no sé explicarme. Algo pasa, el qué no lo sé.
Infantilidad de mi parte pensar que me aceptan como soy, abierta demás y franca. Nada oculto, nada hago con falsedad, quizá sea en demasía transparente y dando mi sitio a los demás. No lo sé. Solamente ando como una zombi, en este no saber qué hacer.
En el todo que al final es nada, como circonio imitando el diamante, al caer se deshace, el diamante nunca, quiero ser uno más.
Cuantos se estarán quejando que no hay sol para tostarse acostados en una playa o piscina cualquiera, otros porque no han podido ir de vacaciones, nada tuve de estas cosas, me usurparan todo. No me importa, solo quiero salud e sentir la mano pesada de la justicia Divina, duela lo que duela a quien la merezca.
Mi cuerpo tenso clama por relax, mi cabeza por aire fresco, mi corazón por algo que deseo, ver aplastados en su rencor otros corazones.
Agosto, Agosto, ¡tan distinto de otros pasados! ¡Qué triste es ser, tener, sentir y no poder vivir!
Quizá otra esquina, me devuelva lo que he perdido en esta desilusión, que me ha cogido de improviso sin contar.
Querré siempre vivir, amar y ser el diamante que no pierde el brillo.
Oporto,6 de Agosto de 2013
Carminha Nieves