Me he caído, se me derrumbó el muro
que creí haber forjado con temple,
no pude contener la fuerza del cauce
y en lágrimas me ha vencido.
Todo recuerdo de amor perdido
volvió a ceñirse con dolor sobre el pecho,
y estoy preguntándome si sirve de algo
este amor que de silencio ya se ha vertido.
Vuelvo a tí porque eres la esperanza,
los ojos de mi alma tornan a tu palabra,
y en silencio mi fé te clama,
¡no me dejes! te ruego, aunque caiga.
Como cuando niña unge mi cuerpo
entre tus brazos y llévate la nostalgía,
llena mi soledad y dame tu mano
para ayudarme a seguir siempre andando.
Heber S. S.