En todas las mujeres encuentro
la importancia de repetirte,
un pequeño gesto que te denuncia,
una brasa solitaria que te congrega,
tu belleza de mujer en todas las mujeres
te recibe, eres todas ellas,
¿cómo iba yo a preveer que el amor se
dedicara a ti de estas formas?,
como siempre o casi siempre,
la noche concurre a mí entre mis manos,
y siempre hay una línea que no puedo olvidar,
una calle en la que seguí tus pasos,
un espejo en el que tu reflejo por última vez,
una puerta que cerré tras de mí presto a buscarte,
un libro que nunca más abriré,
ya que no estás aquí, recostada tu cabeza en mi pecho,
en todas las mujeres, a modo de fábula
o augurio comparto un café,
un refugio casi instantáneo de tu mirada,
el principio de cada beso, el de tus labios,
el sucesivo sueño de mi alma junto a los
mares de nuestro lejano sol,
o esa canción que no precisa si es nuestra canción
pero, sabe como la hoja de un árbol de tu nombre
y de mi nombre,
en todas las mujeres,
en las alas del amor idénticas a tu piel,
en la libertad que sonríe cuando tu cuerpo es su cuerpo,
en todas las mujeres te encuentro y me lleno de ti,
y de ese alguien, ellas o tú, quiero ser tuyo,
las horas de tus ternuras,
las palabras de tus silencios,
la sangre que gime y arde y sufre por no tener limites.
¡Que yo pueda sentirte así!, dichosa la hierba,
mi amor se deshoja en ti como una rosa,
la savia fresca me cobija,
eres ellas, siempre fuiste ellas,
la que esperaba en cada espera,
la del amor tembloroso de los amantes que buscan,
¡ay dulzura de tus mañanas quietas!,
¡ay manantial de las veredas en todas las mujeres y tú,
si tú, en todas ellas!
En todas las mujeres encuentro el agua
de tu agua más serena,
la niña que imita al profundo cielo,
el vuelo que agita,
y tú, como todas ellas, repitiéndome perplejo,
como un rostro que mira sin ser mirado,
y tú en todas ellas,
y tú en todas ellas.
T de S
MRGC