Te escribiré sobre estrellas verde manzana y
árboles desvelados con ramas de ondas
de un cristal vivo.
Áquel que se extienden en el infinito
de tus ojos, mismos que son dueños de fuentes
de luz, que se abren al anochecer con manifestaciones
simétricas, con sueños que respiran entre mil colores
desordenados y que reposan en la inmutable morada
de la claridad de nuestro amor.