Labios tuyos que incitan al beso,
que del sonreír hacen arte,
quietud que excita su encierro
antojo sin fin el de ellos.
Bellos cuando se sirven del silencio
y el habla en su oscuro recinto se retiene,
emergiendo en su mudez el suave contorno
de rojas llamas cual rosas de fuego.
Labios que son alba y ocaso
de distancia entre ellos solo una sonrisa,
en su rocío, frescos jazmines de piel,
en el besar, ambrosía, nectar y miel.
Cautivan en su hechizo a todo ojo
hurtando a placer las miradas,
esclavizando dulce a toda mente
cuyo pensar sea solo morir en su suelo.