Isaac Amenemope
MOTO-RISIDAD
Está por comenzar,
lo que no ha pasado,
pero pasará.
Como un bebe cuando nace.
Acaso ha comenzado,
acaso terminará.
Surte un remanente achocolatado,
de pura sobriedad,
cuando pruebe seguro que le va a gustar.
Defiéndase de la hilaridad,
quien insista en permanecer anclado
a la desajustada seriedad.
Que no le encuentre acurrucado,
intentando arreglar, lo que no ha dañado,
lo que no ha sabido reparar.
Si es por lo delicado,
cuánto más ha de durar,
la mansa torta cuando se ha de colocar.
Respétese por desusado,
si la soltería le aguanta
antes de caer atrapado.
Mira que por ahí anda,
es redonda y atractiva,
con cara de media naranja.
Cuenta con alguna clase de risa,
la más agraz, la menos despectiva,
la menos mordaz, la más correspondida.
Que entre piojos
no se pueden rascar,
ni comerse los mocos,
mucho menos conversar.
Pero si por locos
os hacéis pasar,
convenceros a vosotros
de una misma loquedad.
No vaya a ser,
no vayan a inventar,
algún otro disparate,
cualquier otra atrocidad.
Que no es por ofender a nadie,
que aquí me he de cegar.
Escribiendo como un cuate,
al que le han dado de tomar.
Que si el despecho me invita,
me animo a parrandear.
No falta uno, o una, que se preste a la convita,
vénganse conmigo a bailar.
Suelten las patas,
déjense zarandear;
descosan las alpargatas
de puro zapatear.
Que por rasos nos pasan,
que más se puede esperar,
cuando lo único que perseguimos
es la moto-risidad.
La Moto-risidaddddddddddddddd.