Amores
que llegan de lejanas patrias
tardíos al compromiso con el destino
dándole al deseo sabor a prohibido
El pecado
habita en otro cuerpo
distinto al que duerme con vosotros por las noches
haciendo de ellas un interminable ocaso
Como golondrinas
aguardando el amanecer
para emprender el vuelo hacia el encuentro
dónde los dos cuerpos se fundan en un beso
Encuentros prohibidos
miradas correspondidas
abrir paso a la sonrisa lasciva que desnudan intenciones
dejando al descubierto el alma en un suspiro
Cuan pronto anochese
las golondrinas vuelven a casa
para cumplir al calor de hogar
y seguirle la corriente al destino
Aguardan taciturnos
con ojos cristalinos de apacibilidad
apostados en el andén esperando el próximo tren
que los lleve a la tierra donde el amor no tiene fronteras.