Mi ser anda como loco, buscando algo sin consuelo…
recorriendo llanuras y planicies, como indómito potro en desafuero,
como quinceañera soñadora en aras de un amor que no quiero.
Un gran abismo, distancia y gran diferencia en el tiempo.
La experiencia, la vida, la arrogancia, la clemencia…
hay un amor no perdido, que no tiene cara de inocencia
y anula la sapiencia de la vida para tentar un corazón
cobijado por el calor de un amor tranquilo…
plantado en la esquina de un barrio, está el fruto prohibido
que lindando metido entre los sueños... me quiere llevar al engaño...
se fusiona en el horizonte la mar enamorada del cielo
con el beso cálido y húmedo... que solo ellos se saben dar
al compás de gaviotas, vuelos y girones… en el barrio
su mirar… su mirar… cuenta de amores, alegrías y dolores…
y sin embargo conserva siempre la esperanza…
de volverse a enamorar, con un corazón fuerte y palpitante
de travieso chiquillo de barrio... del que imagen pequeña conservo
y cada noche sin él saber, mi habitación… baña de tentación...
en mi corazón que anda sin cordura... la lujuria... él despertó.
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