Hoy decido que mi vida sin examen no la viviré,
y aunque haya un claro examen que jamás superaré
hasta que de éste, su irrefragable llegada no se dé
yo viviré
con el beneplácito del Dios que me vio nacer.
Y es que el placer de vivir
se encuentra en construir
sobre cada obstáculo
la base para alcanzar el pináculo.
Sólo tienes una obligación.
Y es que durante el intermedio,
¡y por qué no después!
deben florecer
tú, y lo que esté en tus predios.