Hagamos un trato mudo… sin palabra alguna que hiera susceptibilidades, pero profundo como el mar mismo… tu como tú mismo. Yo como la misma que he sido… por que las manecillas del reloj avanzan de a poco dentro de mi estancia misma, pero por fuera es raudo vaivén que se estrella y retiene en un cristal ajeno… Tus ojos y mis ojos… quizás los de ellos o los de todos, es como el cabalgar las horas bajo una luna sin rostro pero… más expresiva que su diáfana sonrisa… por que somos cráteres profanando el universo inalcanzable, un sueño sin inercia… un cómodo cojín donde apoyar los pensamientos cansados por la noche…
Por que es mejor respirar hondo y después zambullir el cuerpo entre las aguas… que dejar que se enmudezca del alma… ciego de besos y loco por este amor entre distancias…
Hagamos cuenta que me pierdo a tu lado y solo tú... me sostienes en tus brazos…