Marner

Esta tarde nublada me sabe a recuerdos.

 

                

 

La niebla está cubriendo el cuerpo de la cabaña,

parece caer como cascada de la cordillera.

Mientras, estoy  en el corredor

sentada en la silla de viga, respirando la humedad de la selva,

intento no mentirme más,

busco ser mía, no pertenecer  al pasado,

huyo de tus ondulados cabellos,

de tus ojos  oscuros, de tu sonrisa fría.

La ciudad me parecía un laberinto, un caos, una completa confusión.

me dijiste que te ibas,

las metas profesionales te absorben.

 

Pasaron los días, regresaste siendo alguien a quien no conozco.

La indiferencia duele, más que otra cosa.

Y ahora he dejado todo, la ciudad, la calle que me llevaba a tu oficina,

he dejado las libretas llenas de historias tuyas,

he dejado tu desnudez en la cama,

porque el amor aun lo traigo conmigo,

y claro, la guitarra.

Comienza a llover, se mojan los árboles,

las exóticas flores , se moja la  tierra,

como me  mojo yo de tus recuerdos,

porque me llueves una y otra.

Me alejé de ti, la cabaña, la soledad, la selva,

parecen desintoxicarme de tu recuerdo,

pero a la vez me matan, porque no hago más que recordarte,

en realidad todo este paisaje me hace pensarte más,

y solo quería alejarme de ti.

 

Cada noche tomo un buen vino, pongo una buena música

leo un libro o te escribo.

No me quieres más, lo sé,

o quizás nunca me quisiste.

Sé que tienes un nuevo amor, no sé  que te dio,

no sé el por qué del adiós.

 

Y sin embargo aun sigo esperando tu regreso,

que vuelvas a mi vida,

la cabaña nos espera, la ciudad, el trabajo,

nos espera la mañana fría, abrazados, desnudos

entre las sábanas blancas.

 

Esta tarde nublada me sabe a recuerdos,

me sabe a ti, a tu boca, a tu cuerpo

a tu pensar, a tu manos,

pero más que todo ésto me sabe a tu dolor.