Existen y existieron muchos autores de la literatura, que asumían que su inspiración estaba basada en consumir, alguna clase de drogas o alcohol. Me confieso, no es necesario, para mi, el escribir ya responde a algo natural. No lo hago bajo ningún efecto extra, sino que se convirtió en una necesidad.Como dormir, o comer, el escribir. Manifestarme, en forma y muchas formas, es decir, no siendo yo, la que hace los relatos.Una especie de cajas chinas, que cuando se abre una y se abren otras, que hasta me desconozco. Me sorprenden , es como ellas, mi guíaran. Y el bolígrafo, alguien que me dicta y me arroja por caminos precipitados. Quisiera que esta vez, se tornara en algo apasionado. En algo sublime, que se me montaran cada uno de los cabellos, de punta. Como si pusiera el pie, en el acelarador o me quemara, en el ardiente beso, en la locura de tus caricias, ininterrumpidas, solo por el crepitar de los leños. Aquellos que se encendieron y nunca se apagaron. Me tienen aún palpitante, como una mueca. La del payaso, que bajo esa lágrima, es una sonrisa, surgente y desafiante, de risa y espanto. Así te siento, eres tu mi fantasma, el que entra cada noche, con una sábana blanca, no me amortaja, resucita de cada tiniebla de cada día, que es agobio y pesadumbre. Pero cuando me descubres, estoy ahí, suave y tierna, solo para abrazarte y darte calor incesante que batalla con un amor infinito, definitivamente, hemos nacido el uno para el otro. Arrogantes, petulantes y algo insoportables. Me necesitas, te pongo agua cuando te prendes, y me das un poco de tu piel, a mi pluma inquieta y redondea el círculo perfecto. Amor. espejo del alma virtuoso, sin reparos, ni tapujos, sin embustes de ningún tipo me haces tuya, revoltijada en un mar de espuma