NM de la Rosa

BALADA PARA UNA DESPEDIDA

 

 

Espera, detengámonos aquí.

está sola la banca, aquélla,

en la que te conocí;

cuando creí mirar en ti,

la ruta de mi estrella.

Aquella vez. . . ¿Recuerdas?

era una tarde hermosa

vestida de colores

y un cielo que empezaba

a cubrirse de arrebol;

y sé que en ése instante

de lípidos fulgores

brindó la naturaleza,

un concierto para dos.

¡Qué días tan dichosos

después de aquella tarde!

¡Qué infinidad de antojos

tuvimos que saciar!

. . . los dos besándonos mucho,

los dos amándonos más.

Pero. . . no hagas caso,

hablando estoy de algo

que nunca volverá,

pues hoy llega al ocaso

mi sueño de poeta. . .

Ya tengo que marcharme,

. . . ya sé que tú te vas,

hagamos, pues, mi ya no amado,

lo que aquella vez,

brindemos con copas invisibles

por éste amor que ya tuvimos

y nos llevó por senderos increíbles;

digamos adiós sin maldecirnos,

que quien amó y fue amada

con ansia indescriptible,

jamás podrá decirse

que todo, que todo, ha sido en vano.

 

NM de la Rosa

Copyright © Todos los derechos reservados