(Dirección General de Ingresos, 1986)
La caricia que mis dedos siguieron rasgando.
Las palabras que mis labios siguieron pronunciando.
El amor que mi pecho siguió deseando...
no era el tuyo.
Eso creí.
Mas yo deseaba amar algo besable,
algo compartible, correspondible...
y tú no pudiste darme todo eso.
Te perdiste en la lejana distancia,
huiste de mi. Te marchaste...
y me dejaste vacío.
Te amé mucho, te amé tanto.
Tonto fui de amar tanto a una tonta.
No supiste valorar mis sentimientos
y ahora sufre las consecuencias
de mi desatino que yo sufriré
las consecuencias de tu engaño.