Ya sé que el tiempo es un ojo impenetrable,
por eso no miré los relojes
y voy al mar soñando ver una sirena
para maravillar a los crónicos solitarios de este mundo,
los que nunca tuvieron premios ni sonrisas de nadie.
El tiempo es el carrusel de la eternidad
donde los niños sueltan al aire
voces como cascabeles de un dios.
Años atrás
él era mi adversario en los pasos,en los juegos
en todos los rituales del hábito.
Ya sé,
olvidarlo es el mejor sicofármaco para la ansiedad,
es como estar en una playa
con la muchacha que los dados nos trajeron,
ayer esto,ayer lo otro,
mañana qué será
son cosas que se escuchan en las calles
cuando uno quiere viajar hacia la desnudez del silencio.
No hay una sola yerba de silencio
en ningún paraje del mundo.
Los minutos,las horas,los días,
corren con todo el velamen de la vida.
Voy a hacer un poema con el tiempo
para que el tiempo me olvide,nos olvidemos
como dos espaldas que se ha visto solo de pasada.