Duplex alejandrino
II
Esta jornada placer envía y hasta enajena,
por donde creó su nido el águila, en su cumbre,
donde la florida soledad es muchedumbre,
ahí donde consiguió su nombre la azucena.
El río –como una madre- sus peces cría sin pena,
sonoro eco, allá lejos en el monte herrumbre
donde por encender la luciérnaga su lumbre
se bosqueja el cielo y la noche de luna llena.
La oscuridad de la madrugada se levanta
y las riveras se nos regalan con su aroma,
Primavera vestida como una gran señora.
En ti sobresale el color de la semana santa,
con galazmo indiscreto, hace que a tu labio asoma
primaveral floresta, con frescura de aurora.
Rafael Mérida Cruz.Ñascano