Mientras te espero; nada tiene prisa,
me llega con el aire tu recuerdo,
en realidad a la impaciencia muerdo
y la incertidumbre se hace brisa.
El milagro de tenerte, la piel eriza,
a veces río del tiempo que pasa lerdo,
anima nuestra promesa y el acuerdo,
a la nefasta impotencia hago triza.
No debe preocuparme la distancia.
Como castillo construimos despacio
nuestro amor, y cuanta importancia
tiene ahora en el tiempo y espacio.
Eres; el cielo que miro en silencio,
te amo en soledad y reminiscencia.
El señor de los fierros
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De mi castillo eres princesa, que es mi corazón que sabe de tu promesa…