Cierro mis ojos y yo te miro,
Vuelo a tu encuentro con gran placer;
Beso tus labios, río y suspiro
Casi me siento desfallecer.
Tomo tus manos, qué gran delirio,
Siento tu cuerpo de tibia piel,
Surcar tu espalda qué cruel martirio:
Surge la grana y brota la miel.
Cuántas delicias, cuánto cariño,
Qué gran momento poder tener
Tu blanco cuerpo, más que el armiño,
Estremecido junto a mi ser.
Pero al momento en que al fin consigo
Estar contigo, mi dulce bien,
Raudo despierto, no estás conmigo,
Todo fue el sueño de un fatuo Edén.