Perdóname, viejo amor,
que te escriba estos versos
que son como las horas
perdidas en el tiempo,
que son como las hojas
en manos de los vientos,
que son como las sombras
o cenizas del recuerdo.
Perdóname si no te espero
cada tarde a las cuatro,
si no acudo a nuestra cita
con el mar y los astros,
perdóname si mis lágrimas
llevan sal de otro nombre,
perdóname si mi boca
sabe a miel de otros labios.
Perdóname, viejo amor,
que tu luz no me toque,
que tu voz no me alcance,
que pisase tu flor,
que matase a tu ángel,
que cerrase la puerta
y tirase las llaves.
Perdóname, viejo amor,
que tus cartas no guarde,
que te oculte en mi olvido,
que te entierre en mi sangre,
perdóname si tu piel he vendido,
si he quemado tus naves,
si hace tiempo he perdido
la costumbre de amarte.
Perdóname si el camino
no fue a ninguna parte,
perdóname que en mi maleta
no quepa tu equipaje,
perdóname, viejo amor
que te haya puesto el traje
que se pone a los muertos
en su postrero viaje.
Perdóname, viejo amor,
por olvidarme de ti,
por mi nuevo amor
y ser de nuevo feliz.