(Managua, 26 de marzo de 1992)
Un pensamiento Quijotesco me embarga
y se apodera de mí, como persiguiendo a Dulcinea
-que sólo existe en mi imaginación-
El terror de Dante, el cinismo de Hamlet
o Lo fatal de Darío…cuando te pienso.
Como El Nicaragüense de Cuadra,
me río de mis cuitas y de mi ilusión,
y se clava en mi corazón,
la flecha del aguerrido Garzón…cuando te pienso.
“La noche está estrellada y tú no estás conmigo”
–citando a Neruda-…cuando te pienso.
Y es este afán de seguir pensando en ti
el que me hace escribir estos versos…cuando te pienso.