yael boronat

Herederos de la nada

 

 

Oh, grandes genios, liberadores de dogmas históricos.
oh, arrítmicos pulseadores, oh engendros de problemas
oh, experimentadores de Dioses, oh generosos incomprensibles
oh, perdurables figuras, oh, sus gritos  nos embriagan.
Nos  damos cabezazos en las aristas de las cosas,
divagamos por estas sombras sin pasamanos ni cordones,
entre nosotros no existe debate, pues
las bocas hoy nada más balbucean
la maldita tolerancia.

 

Fueron  tan arrolladoras  sus ideas,  que aun ahora no podemos,
más que  caminar sobre sus libretas.

 

Genios, buscando una salida,
su salida.

 

Creando novedades, explotando cabezas
 agitando el horizonte y doblándolo.

                      ,

El parámetro hoy esta desdibujado, la economía nos reclama novedad.
El mercantilismo se  apodero de nosotros y el arte no ha podido librarse de la vitrina.
El arte sigue degenerado por las sales del capital,
es un arte sincero, representativo al tiempo,
un tiempo sinceramente falso,
como la especulación.
El artista hoy es el proveedor de las masas burguesas
 que reclaman ganancias con las obras,
larvas apológicas que corrompen nuestra viveza.


Más torpe somos nosotros, los infames,
herramientas que no sabemos nuestra función,
o, tan astutamente no debemos saber.


Total, una obra es incapaz de cambiar ésta larga y austera jerarquización de las personas.


Tanto artista y tan poca materia  rescatable,
tanto dinero y tan poco artista,
Tanta obra y tan poco dinero,
tanto pobre y tan poca obra,


¿No será que  se sienten cómodos con este sistema los Genios?
¿no será que saben lo que ocurre en los contratos?


¿qué firman?

tan grandes pensadores,
Genios productores,
Elites  demagogas
Charlatanes.


Su arte no me convence,
ni me estremece en lo más mínimo,
su arte fingido, su arte vulgar,
intentando ir donde no hace falta tanto talento.

 

 Cuidado con subir la bendita demanda
y el maldito arte quede sin mercado:
y que muera de repente
 por tan absurdo equívoco.

Sistema hostil, con falta de ideas.
No mas quiero sentir un arte sincero,
no pensar en lo bueno y malo
sino en la verdad de los seres,
en creaciones capaces de satisfacernos a los creadores.

 ¿Acaso piensa alguien en los destinatarios?
¿en los burgueses parásitos recolectores de falsas bellezas?
ablandadores del oscuro dinero.


¿Acaso alguien piensa?



El desafío colegas está en logran una sana circulación de la obra,
reglamentando pautas que obliguen a una contemplación concreta.
El mercado lo hacemos nosotros muchachos,
que la lucha nos pertenece,
nosotros, materias que siempre la historia creó,
y que tanto nos acaparan algunos.



Salgamos a reclamar lo que es nuestro,
lo que es de todos.


Salgamos a reclamar la justicia de la obra enjaulada
en los sótanos brillantes,
en las bóvedas ocultas,
en colecciones cerradas.

Aplaudamos juntos este nuevo sistema,
el nuestro y el de todos.
Llevemos el arte a las esferas mundanas y a las submundanas,
llevémoslo a su lugar natural: a todos lados.


No me refiero a aplicar neos a los antiguos sistemas de presentación o re,
sino en convertirnos en artistas consientes de obras que realizamos,
artistas desligados de la mala conducta de los de siempre.
Claro está
no todos querrán adherir al sistema planteado
indispuesto a jugar con estas reglas,
con las reglas de la verdad,
no querrán vincularse con los verdaderos gozadores,
amantes incondicional de nuestras obras con ideas.

 

Ya sabemos que èstos,
los comprendidos de siempre,
los incomprendidos forzados
tienen como propósito engordar sus arcas y no aportar al arte,
sino más que lo de siempre y lo sabido.

El cambio hoy lo damos los que vivimos en este siglo,
los que nacieron heredando la acefalía,
los que se formaron sabiendo que la libre expresión
y la libre técnica pueden ser vertidos a la obra sin opositores.
Nosotros los que no tuvimos lugar dentro de las vanguardias,
o las neo,
nosotros los desclasificados,
los que nacimos sin cellos vinculatorios
los que no tenemos la intención de rotularnos.
Nosotros los que seguimos formulando nuestro arte sin miedo a equivocarnos
ya que por nuestra condición no podemos  volver al refugio
del cubista, del surrealista o etc etc.

 

En un mundo en donde la regla es romperla,
los formuladores de pensamientos lineales son la excepción.

 

 

Yael Boronat 2013