La última hoja cae sobre mi sueño,
de las miles retengo una en mis manos
la deidad del tiempo todo son vanos.
Los asimilados ¿a quién enseño?
Un corazón aprisiono en mis puños
la última fruta, sobra del verano,
no importa si son sandias o durazno,
es sobra de los pasados otoños.
Tiempo de callar sombríos amores,
multitud de hermosuras son dolores.
Ahora abriles veo en barricada
cuántos placeres me brindó en el lecho,
aún tatuadas siento aquí en mi pecho,
evocan nombres cada madrugada.
El señor de los fierros
(Copyright © 2013 - Todos los derechos reservados.)
Pronuncio los nombres y las calles me gritan; ¡calle tus sombríos amores…!