Hay veces que no llega, decimos,
y nos sentamos a esperarle
como si de la muerte se tratase
cuando en realidad es
alimento que nutre a la vida
de sentido.
Y como al alimento del cuerpo:
hay que trabajar para ganarlo,
hay que compartirlo,
sin interés de por medio,
para multiplicarlo
y ¡ay de aquel que se lo guarde!
porque tacaños y mendigos
siempre carecen de lo mismo.
Se nos enseñó que
nos enriquecemos al recibir
y que al dar nos empobrecemos,
pero ¿no decían también
que Dios es un viejo cascarrabias
que castiga por no ir a misa
los domingos?
Busca amar mejor
y no ser mejor amado
que lo primero es causa
que de lo segundo viene acompañado.
Y es que no omite dar aquel que no tiene,
se prohíbe tener aquel que omite dar,
compruébalo, te invito.
JCEM