El tiempo se me fue volando,
año tras año se me pasó la vida,
se fue a toda prisa cabalgando
en una estrella que pasó perdida.
Tuve tanto en mi efímera juventud
que hoy no me queda ya nada,
esa vida terminó en un frío ataúd,
enterrado en una historia deseada.
Me da miedo mirarme al espejo,
enfrentar lo que quedó de mí,
porque si miro ese oscuro reflejo,
creo que me acabaría de morir.
No hay peor carga para el alma
que el remordimiento de vivir,
nada te puede devolver la calma,
porque ya no puedes revivir.
Solo te queda sentarte a mirar
como otros sí desean intentar
lo que un hace un tiempo atrás
tu no te preocupaste alcanzar.
La vida pasa y no nos espera,
no nos deja recados ni notas
lindas que decoren tu nevera
y te acuerden que a cuentagotas
no vas a alcanzar lo que deseas.
A veces nos creemos inmortales,
pensamos que eternos vamos a ser,
mucho cuidado con esos ideales,
porque como yo puedes perecer.
Derechos Reservados de Hector Lespier