Invades con una tremenda continuidad mis sueños,
me hablas como nadie más puede, como nadie debe,
me desafías y te burlas de mí, solo para hacer brotar
mis fuerzas, mis ganas locas.
Voy detrás de ti, observándote.
Camino discretamente, me gusta la libertad.
La nuestra (La tuya y la mía)
me gustas frente al micrófono, moviendo tus labios.
Y sin pedirte nada, tú me das algo,
para nada quiero encadenarte,
porque a pesar de todo me perteneces,
eres como mi dedo índice.
Como el baño que me doy en las mañanas,
eres como el deseo, ese al que le dicen pecado,
eres como mi comida, como mi cama,
y entonces siento que me perteneces.
Me perteneces te digo, me digo,
y aunque no te tenga,
eres una necesidad, como esa del aire,
del agua, como la necesidad de mis manos.
Siento que me perteneces te digo,
que ya todo lo tuyo es mío,
y sin necesidad de beber de tu boca,
me quitas la sed.
Eres como la muerte, como la vida misma,
como la luna, como el sol,
Y no somos nada,
pero siento que me perteneces.