Quiero decirte que estoy volviendo a escribir (se me ha hecho difícil); aunque no sé si es realmente poesía o tan solo es poético. Desde que nos dejamos no encuentro muchos temas, y el tema de siempre se ha perdido.
Aún siento que te amo, Luz, y siento también que aún me amas, y tal vez eso es lo único de lo que me puedo abrazar ahora: que lo sentimos, aunque no lo sepamos, aunque ya no nos lo digamos con las manos, o me lo susurres tiernamente en la boca con tus labios.
Quisiera regresar el tiempo. Y volver a estar en el mar(ese lugar donde te esperé y nos amamos) junto a ti, y besarnos mientras el sol me quemaba sin tregua la espalda y tú me incendiabas sin pausa los labios. Pero el tiempo, ya ves, no regresa; y tú, ya veo, tampoco.
Era nuestro amor como un camino de migas de pan y gotas de vino; y no tenia miedo de recorrerlo mientras alumbraras con tus ojos de agua el destino, pero como todo camino se acaba, y ese camino de nosotros, aunque no se acabó, acabó conmigo.
Cuánto extraño dibujarte las cejas, olerte las mejillas, contarte las pecas, inventar nuestro destino, y besar ese hueco hecho para mi beso en tu barbilla. Espero que siempre te acuerdes de mí, porque sería terrible, y extraño, que terminemos siendo solo dos extraños que se extrañan.
Bueno, solo quería decirte que he vuelto a escribir, yo se que eso te gustaba. Desde que nos dejamos no encuentro muchos temas, y el tema de siempre… bueno, te he perdido. Es difícil volver a escribir, y no porque esté oxidado, o sin ideas; sino porque es de ti y se me ha hecho difícil (muy difícil). Pero al menos tengo cosas que decir, hay algo de amor en mí, aún hay Luz en mi alma.
Aunque no lo creas tú ya eras un poema antes de que yo fuera un poeta. Tú me diste las palabras, me las pusiste en la boca como dulces y me las sacaste de los ojos como lágrimas. Yo tan solo pasé tu cuerpo al papel.
Tantos poemas escribí alguna vez del amor, y ahora ha sido el amor el que ha hecho de mí un poema.
Espero que algún día sin querer nos encontremos y me leas; y te reconozcas en mi cara, en el verso más triste: esa línea sin palabras.
-Lezama Bárcenas