Mirza Barrios

Vidrio Roto

La niña pagó diez pesos por un vidrio roto

que le gustó.

 

Tenía ahorrado siete hasta que vio

el vidrio roto que la cautivó.

 

Su tono del vidrio al sol

le recordaba a su corazón.

 

Catorce colores de todos los violetas

tenía el pedazo de vidrio que se rompió.

 

No te engañes niña por que

ese es su falso valor.

 

Yo no tengo más que darte

aparte de los tres pesos, delgados, sin color.

 

Ese vendedor de vidrios rotos

solo te ha besado la imaginación.