Había una vez... así comienzan muchos cuentos
imaginados que te hablan de cosas inexistentes,
son fábulas que nacen en nuestros pensamientos,
vapores de fantasías que rondan nuestras mentes.
Cosas que por lo general, en verdad no existen,
por ser como los sueños, igual de intangibles...
El menor análisis lógico esos cuentos no resisten
y se basan esas historias en hechos imposibles.
Caperucita roja, un lobo que sopla y los cerditos,
La Bella Durmiente y claro, hasta La Cenicienta,
un niño de madera que dice mentiras... o mitos
y esos cuentos siempre hay alguien que los cuenta.
El genio y la lámpara maravillosa, ése mucho lo leí,
el del pastor mentiroso que al lobo tanto invocó,
la del perro del hortelano, que hasta me lo aprendí
y el de un personaje pequeño que entre grandes vivió.
Casi todos esos cuentos un final feliz y perfecto tenían,
claro... en parte también por eso eran del todo irreales.
Entre todos esos cuentos muchas diferencias existían,
pero en aquéllo del final feliz resultaban todos iguales.
¿Qué personaje fui yo en tu cuento? ¿Acaso un lobo?
No me digas que un príncipe ni le pongas un color,
Habla de mí como alguien que fue víctima de un robo,
porque alguien entró en mi cuento y se robó el amor.
Y me dejó vacía el alma, vacío también el corazón,
pasó por mi vida rápido, así como pasa el viento...
La culpa fue mía por no analizar bien la situación
y ver que tenía características típicas de un cuento.
Había una vez... me parece que diciéndolo te oí,
ahora que pasa el tiempo y más y más nos aleja...
En alguna ocasión yo un cuento como el mío leí
y ya ves que no me interesó entender su moraleja.
Nunca pidas que te cuenten mi historia para dormir,
pues nunca he sabido que alguien que se ría duerma,
en mi cuento hay soledad y no debí usarla para vivir,
porque cuando es en exceso, tanta soledad enferma.
Dime ¿qué título le pongo a un cuento semejante?
No tuvo un final feliz como en tantos otros se crearon.
Ah... es que dirás que era un poeta estúpido y pedante
y con personajes así... los cuentos nunca gustaron.
Nos fue mal y aquí ya no hay una excusa que valga,
de mi mala suerte contigo en realidad me convencí,
no sé si se aceptará en cuentos que una lágrima te salga
cuando “había una vez...” digas para hablar de mí.
Poema original de Álvaro Márquez
Venezuela
Todos los derechos reservados
20/8/2013