Como no se si llegaré a los ochenta
ayer fui a revisar todos mis sueños.
A duras penas reconocí a su dueño
a no ser por una factura entre sus manos
del día en que los puse en venta.
Vendí las utopías
por las migajas
del día a día.
Vendí mi independencia
por la sonrisa de un niño
a veces dulce y otras frenética.
Vendí mis ansias revolucionarias
por mi tozudez, siempre injusta,
en las batallas prosaicas, diarias.
Vendí mis puentes hacia la multitud
por una mesa camilla, sencilla,
donde habitamos amigos y amigas.
Vendí mis deseos de ser querido
por los amargos gritos de un grillo
ridículo y herido.
Vendí al adolescente
al soñador y al poeta
por \"el hombre decente\"
Y ahora que no tengo utopías,
que perdí mi independencia
que mis actos no son revolucionarios
que mis amigos no son multitudinarios
que me siento desnudo de abrazos
y que mi poesía es poesía a retazos.
Pienso en otro hombre
en aquel que pudo ser
y que ya solo es un sueño.
http://perrosdepaja-angel.blogspot.com.es/2013/02/pasados-los-cuarenta.html