Cuatro sillas, una sabana y unos broches formaron el palacio de mi hija.
El osito cielo, la muñeca Pepona de piernas anaranjadas y largas trenzas
fueron los invitados especiales.
Almohadas, frazadas y una linterna
se convirtieron en una cama de princesa y en un velador mágico.
Por las noches era una luna llena y en las mañanas un bello sol.
Desde la ventana,
veía carrozas doradas, llevadas por blancos caballos,
mariposas de mil colores y un payaso con roja nariz
mostrando una perfecta sonrisa
que hacía a mi hija feliz.
Detrás de ellos,
monos con pelucas robadas comían bananas
y hacían payasadas.
Flautas, trompetas y tambores
formaban un pentagrama musical imaginario
que adornaban mis oídos como lujosas joyas.
En una gran mesa
un banquete de panes calentitos,
tortas de crema y bombones de chocolate
que embriagaban mi apetito.
Un perfecto desfile de hermosas melodías, colores y
aromas ricos.
Y en una habitación, en el mundo real,
LA BRUJA COMPUTADORA SE APODERO DE MI HIJO!
© Reservados todos los derechos de autor conforme a la ley vigente