Tu nombre bordado
a fuego en mis labios,
me lastima letra a letra
como si un rosal de clavos
me trepara por el alma.
Tu nombre lleva brasas
a los bordes de mi carne,
quema piel al rojo vivo
con sus hierros pronunciados
por las lenguas de mis poros.
Tiemblo penas, muerte lloro
y mis lágrimas a gritos
se derraman en tu nombre,
castigo de amarga sustancia,
tortura de tigre sin freno
que en su zarpas me desangra.
Cruz de cárdena agonía,
madero de lento tormento,
nombre tallado a veneno,
sombra de hordas hambrientas
que circundan como lobos
el redil de mis entrañas.
A mi corazón te aferras
con tus raíces y garfios,
nombre en oscuridad cerrado,
por tus negros corredores
se estremecen mis latidos,
y en tu cárcel de altos muros
perpetúas mi dolor.
Solo tu nombre dejaste
y yo tirito en sus rugidos,
llevo fiebres de sus lepras,
en sus ascuas me calcino
y en sus lodos me revuelco,
bebo sus sílabas fieras
y en sus espinos me duermo.
Nombre tuyo, nombre mío,
nombre… del amor perdido.