Rafa Rivas

AMAR NUNCA FUE MENTIRA...

 

AMAR NUNCA FUE MENTIRA…

Susurras sin pensar que mis verdades son mentiras, angustias mi soledad, te escondes en el dolor que sentiste en otros días, manejas a tu antojo todo lo que te digo y queriendo o sin querer, además de ser tu amante soy quien te despertó mujer… Soy tu mejor amigo en los recodos del camino, tu confesor de pecados, soy ese que cuando mirabas, estaba allí a tu lado. En los suelos mojados evité que resbalases a pesar de mis arañazos, aposté por ti mujer, desdeñada de otros brazos y me hiciste sentir infiel al no haberme escuchado.

Me oías sin entender, me escuchabas entre portazos, y en tus misivas de amor sólo leí arrebatos, me pedias explicaciones sin siquiera haberme escuchado, me condenaste a dolor de sentirme desgraciado y entre tanto perdías lo que tanto andabas buscando. La verdad que abanderaste y que en tu mente escondías, sólo fue el rubor de todo aquello que no tenías, me apartaste con amenazas, me insultaste haciéndote fría y esa frialdad, te hizo perder la alegría, la ilusión por encontrarnos, por entendernos sin hablarnos, por reír en medio del barro de las rutinas sombrías.

Hoy me siento sólo, si, pero la soledad es armonía, el dolor que siento, es como del pan una miga, como de la jungla una hormiga y lamento profundamente haberte dicho verdades que por no querer comprender, me hicieron perder a la amiga, a la amante más valiosa, a la más divina Diosa que en el jardín de mis días iluminaba mi sombra, daba alientos de esperanza a la sublime esencia, apartándome de todo lo que abarca tu presencia…

Tal vez algún día comprendas lo que a mí me enseñó la vida, que el Amor querida mía, se regala por una sonrisa, que la palabra entre amados siempre es palabra bendita y que si me fui aquí al lado…no me marché de tu vida, que si de mi desconfiaste tanto fue porque me querías y tú mientras ibas clavando cada clavo de mi cruz, en el crujir de los hierros, en el enojo de tu empeño, ibas abriendo una llaga y el corazón desangrabas con cada golpe al madero, con cada empeñó altanero de que para ti, siempre yo seré pequeño…

De qué sirvió tanto empeño?,  por qué alentaste mi alma al invitarme a tus sueños?, quién esculpió en tus vivencias que el hombre es un usurero?, qué crimen cometí al quererte, para que por mucho que te dijera, en tu corazón y tu alma me vieras siempre Embustero…

 

Autor.- Rafael Rivas.

 

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