Tocarte sin tocarte, sentirte sin sentirte.
Impedida tú por la ley del hombre, impedido yo por el miedo a lo prohibido.
Sueños tuyos y míos recargados de libido.
Cuando la lujuria es más fuerte que la cobardía, besos ilegales cruzan la frágil línea de lo moral, liberando deseos que se enredan en la clandestinidad, sin miradas que sentencian.
Tocarte sin tocarte, sentirte sin sentirte, con remordimientos que amordazan, que se atreven a cruzar la trinchera de lo inmoral.
Infiel tu, infiel yo, viviendo intensamente lo prohibido.